Robert F. Kennedy Jr. como Secretario de Salud de EE.UU: ¿oportunidad o amenaza?

Erandy Rizo

El pasado 14 de noviembre, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la elección de Robert F. Kennedy Jr. como próximo Secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS). Esta decisión ha generado una ola de reacciones, tanto dentro como fuera de Estados Unidos, dado el perfil controvertido de Kennedy, quien, además de pertenecer a una de las dinastías más influyentes del país, ha sido un activista comprometido en la lucha contra el uso de pesticidas y en la promoción de una agenda sanitaria que desafía el modelo convencional de la salud pública y la industria farmacéutica.

Conocido por su enfoque crítico hacia las grandes corporaciones, especialmente en lo que respecta a los pesticidas y aditivos alimentarios, ha afirmado que uno de los mayores retos para la salud de los estadounidenses es la “epidemia de enfermedades crónicas”, que incluyen obesidad, diabetes, autismo, enfermedades mentales y cardíacas. 

De acuerdo con él, estas condiciones son el resultado directo de la exposición a productos químicos nocivos presentes en los alimentos procesados, pesticidas y productos farmacéuticos. Por ello, su bandera Make America Healthy Again (#MAHA).

Precisamente en el siguiente video profundiza sobre este tema:

Kennedy Jr. destaca que la expectativa de vida ha bajado en los estadounidense (más que los canadienses, japoneses, coreano, australianos, etc.). Pero no siempre fue así, hasta principios de los años noventa su esperanza de vida era igual o mejor que la de otros países desarrollados, de repente, empezaron a padecer enfermedades crónicas de la obesidad, cáncer, diabetes, enfermedad renal, alzheimer, enfermedades del corazón y todo tipo de enfermedades autoinmunes.

Las tasas de mortalidad materna e infantil se dispararon a lo más alto de cualquier país desarrollado.

Nos hemos estado enfermando y lo que es peor, lo hemos aceptado ya como condiciones normales.

¿Cómo ha pasado esto? Gran parte es por nuestra dieta. Muchos de los ingredientes de los alimentos ultraprocesados (y hasta vitaminas para niños y jarabes) que incluimos en nuestra dieta son veneno, un ejemplo es el colorante amarillo Hidracina, demasiado tóxico y dañino para el medio ambiente y para los humanos.

“Si quitamos todos estos químicos nuestro país sería más sano y con una vida más larga”, señala.

Por ello, en el tema de los alimentos ultraprocesados habrá una guerra frontal y mucha de la innovación tendría que ser llevada al campo para sustituir estas dietas que no son saludables y que hacen tanto daño.

Impacto en la agricultura

Uno de los pilares de su propuesta es la reducción drástica de los pesticidas en la agricultura, una de las causas que, en su opinión, contribuyen a la creciente crisis sanitaria. El uso indiscriminado de estos químicos ha sido objeto de su crítica durante años, y, como Secretario de Salud, Kennedy se comprometió a impulsar políticas para eliminar o reducir estos agentes tóxicos en los alimentos que llegan a las mesas de los estadounidenses.

Esta postura podría tener un impacto profundo en el sector agrícola de Estados Unidos. Los agricultores que dependen de los pesticidas para mantener sus cultivos saludables podrían verse obligados a adoptar prácticas más sostenibles y menos dependientes de estos productos. Esto implicaría una transformación en la forma en que se producen muchos de los alimentos que consumen los estadounidenses, favoreciendo un modelo más ecológico y menos centrado en la eficiencia y la rentabilidad a corto plazo.

Producción biorracional

Sin embargo, más allá de los efectos inmediatos sobre la agricultura estadounidense, esta política podría representar una oportunidad para otros países, como México, que ya están desarrollando alternativas más sostenibles en la producción de alimentos. Uno de los caminos a seguir podría ser la promoción de la producción biorracional de alimentos.

El concepto de biorracional se refiere a métodos agrícolas que integran la biología y la ecología para controlar plagas y enfermedades, sin recurrir a los pesticidas químicos tradicionales. Esta práctica se basa en el uso de soluciones naturales, como insectos benéficos, microorganismos o productos derivados de plantas, para reducir la dependencia de químicos sintéticos. Al mismo tiempo, promueve un equilibrio ecológico y reduce el impacto ambiental de la agricultura.

México, con su biodiversidad única y su experiencia en la producción agrícola, tiene la oportunidad de convertirse en un líder en la producción biorracional de alimentos, aprovechando la creciente demanda global de productos libres de químicos. Al alinearse con estas tendencias, nuestro país podría atraer inversiones internacionales, mejorar la calidad de sus productos agrícolas y, lo más importante, promover una agricultura más sana tanto para los productores como para los consumidores.

Oportunidad para México

Este es un momento clave para que México capitalice el cambio de paradigma en la producción de alimentos que está impulsando la elección de Kennedy en los Estados Unidos. Al centrarse en la agricultura biorracional, podríamos no solo mejorar la salud pública a nivel nacional, sino también posicionarnos como un proveedor global de alimentos más sostenibles y saludables, aprovechando la creciente preocupación mundial por la seguridad alimentaria y la salud ambiental. La reforma del sistema de salud estadounidense impulsada por Kennedy podría forjar el camino para una colaboración más estrecha entre México y Estados Unidos en áreas clave como la seguridad alimentaria, la salud preventiva y el desarrollo de tecnologías agrícolas innovadoras.

Hoy, más que nunca, estamos viviendo tiempos de cambios importantes. La salud de las personas está cada vez más deteriorada, y es irónico que, en un momento en que más se invierte en salud pública, las enfermedades crónicas crecen. 

Si tomamos en cuenta lo que está sucediendo en Estados Unidos, podemos entender que lo que está en juego no es sólo la salud de una nación, sino un modelo agrícola y alimentario que, al igual que su sistema de salud, necesita urgentemente una transformación hacia la sostenibilidad y la protección de los recursos naturales… Y México tiene la oportunidad de ser parte de esa solución.

Sin embargo, esta oportunidad con la geopolítica actual en Norteamérica de producir una alimentación biorracional va alineada a un objetivo o de alimentar a casi 600 millones de personas en norteamérica, ¿cómo lograr producir y distribuir alimentos biorracionales (menos químicos) y hacerlo de forma accesible para los bolsillos. El reto es muy grande, pero más que una oportunidad sería una obligación atender esta coyuntura con las posibles restricciones que imponga Kennedy Jr. ¿Es viable?

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